■ ¡Qué lindo es recordar cosas así!.
Recuerdo que junto a dos amigos teníamos el deseo muy fuerte de que en nuestra congregación, la gente sea realmente transformadas. Nos habíamos tomado muy apecho cuando Pablo dijo que sobre todo anhelemos profetizar y que si todos profetizaban incrédulos e indoctos verdaderamente iban hacer transformados y a adorar a Dios.
Realmente queríamos que Dios se manifestará.
■ Habíamos hablado los tres y nos pusimos de acuerdo en juntarnos a orar juntos en nuestra congre. Y así fue, por muchos días y a pesar del cansancio por el trabajo y nuestras responsabilidades, nos reuníamos muy seguido a orar. Escribimos en un papel nuestras peticiones y orabamos conforme a eso, ofrendando de corazón continuamente.
Dentro de esas peticiones que escribimos, estaba el don de profecía.
■ En un lapso de tiempo de 3 meses, sucedieron algunas cosas.
Una persona que era de Colombia estuvo de visita en nuestra congre, sin conocerme él me dijo muy acertadamente lo que yo le venía pidiendo a Dios y me dio la respuesta de parte de Dios.
■ Al poco tiempo, sucedió que estando orando junto a mi dos amigos, comienzo a sentir un fuego muy fuerte, y me comenzaron a venir palabras de repente. El tema es que yo pensé que era yo, y entré en ésa duda "soy yo o Dios". Peleaba en mi mente, porque no estaba seguro de qué era lo que ocurría y no quería equivocarme. Me contuve tanto que no dije nada. Pero vaya que me costó mantenerme callado, porque el fuego era muy intenso.
■Al final, la siguiente vez que nos reunimos sucedió lo mismo, pero el fuego fue aún más fuerte y por primera vez, hablé de parte de Dios. Solté las palabras que me vinieron en ese momento y al tiempo entendí, que el don de profecía se me había activado.