martes, 14 de julio de 2020

Mi primer experiencia en adoración profética


Hay momentos que son momentos “quiebre”, en donde un límite, una barrera, se rompe, para traspasar a un siguiente nivel o dimensión y así tener una nueva experiencia y vivencia de, en y  con Jesús. Cada vez que uno experimenta algo por primera vez en el Espíritu, la vivencia es tal, que provoca y produce un antes y un después en nuestro interior.
Así es como a continuación les narraré la primera vez que experimenté el ámbito de adoración profética:

Hace alrededor de 4 o 5 años aproximadamente, en mi casa ministerial   teníamos una reunión especial, donde tendríamos la visita de una Profeta de oficio y la de un equipo de alabanza de otra congregación amiga de nuestro ministerio.
De mi parte en mi corazón había mucha expectativa de que ese día, el mover iba a hacer diferente a lo que uno viene acostumbrado en las reuniones, asi que fui con la convicción de recibirme todo. Esa noche la atmósfera natural estaba bastante fresca, pero al transcurrir la ministración de las canciones movidas, uno ya había entrado en calor, definitivamente los momentos de mucho movimiento en las canciones rápidas los disfruto muchísimo.

 El momento de la ministración de las canciones pasó, y ahora se daba lugar a la ministración de la profeta, no sé como explicarlo pero dentro mío estaba pasando, como si sintiera un impulso emocional que me revolucionaba todo por dentro y no podía estar quieto. Cuando la profeta toma el micrófono, hace volver a los adoradores (porque se habían bajado) y los dirige a que vuelvan a alabar pero ésta vez, dejándose llevar, pasado unos 3 o 4 minutos, hubo un fluir espontáneo en la canción pero sin palabras, la profeta declaraba que se dejaran llevar por la adoración (varias veces lo hizo) y de repente esa melodía que surgió fue creciendo con más intensidad, fuerza y volumen,  pude sentir como una corriente que hizo temblar todo mi cuerpo, mis manos se comenzaron a elevar una y otra vez hacia arriba, de forma simultánea, de mi boca comenzó a surgir un canto pero no era un canto con palabras, sino más bien era un canto con el uso de una vocal, que en ese momento era la O, y a medida que la cantaba con más fuerza sentía como en todo mi cuerpo el fuego del Espíritu aumentaba y mientras más me soltaba y cantaba, más fuego y mientras más fuerte y suelto cantaba, más fuego, era un fuego intenso, muy fuerte, sinceramente no quería salir de sentir eso, quería que durara mucho más tiempo no quería salir de ahí pero al final la adoración bajó su intensidad y yo cesé de cantar ese canto y de sentir esa presencia como fuego intensa.

 Nunca había experimentado algo así, en mi mente me quedé pensando muchísimo en lo que había pasado, tratando de entenderlo, y deseaba volverlo a vivir, ya que fue algo tan fuerte lo que sucedió dentro mío, que pude sentir que algo cambió. Y querpia más, más, mucho más de eso. Pude sentir como algo dentro mío se rompió, y me pude dar cuenta que a partir de ese día en adelante, mi forma de adorar a Papá ya no fue la misma, sino que ahora era totalmente diferente.


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