■ El 11 de julio se van a cumplir 10 años desde aquella vez que Jesús me convirtió en Cristiano al revelarse a mi vida cuando volvía de un viaje a Córdoba y le entregué completamente mi corazón. Recuerdo que fue un lunes a la tarde, en plena ruta. Sentí tanta determinación e impulso dentro mío que el jueves 14 de julio agarré mi bici, fui a lo de mi hermana, dejé la bici y me fui derecho a la reunión en la congregación de la que hoy soy hijo.
■ No faltaba a ninguna reunión, todos los benditos jueves, sábados y domingos estaba ahí. Y pasaba al frente re contra entregado a Dios. Tal así fue mi entrega que a pesar de desconocer y no ser consciente de lo que me pasaba, me manifestaba en casi todas las reuniones, y ¡claro!, tenía muchísimos demonios dentro.
Me acuerdo que me tenían que tener de ambos brazos con fuerza para tratar de contenerme.
¡Qué manera de gritar! Cuando sentía muy fuerte la presencia de Dios. Los que vivieron en vivo y en directo mis manifestaciones me comentaban que toda mi cara se transformaba como la de un lobo y mis manos como la de un animal con garras. (En su momento nunca fui consciente de todo eso).
■ El día que fui libre de todos los demonios que tenía dentro, donde el que comandaba la legión (Entre 6 mil y 7mil demonios) salió, fue un día en donde sentí tanta paz, tanto alivio, yo rebosaba de tanta felicidad, por dentro. Fue un domingo en una reunión de ayuno y oración. La verdad fue de película ese día jaja. ¡Qué momento!. Experimenté tanto poder de Dios que los demonios no resistieron, tuvieron que irse super enojados. Y ¡claro! Habían dejado su casa en donde estaban cómodos.
■ A las dos semanas aproximadamente recibí el bautismo en lenguas y el don de leguas y comencé a ser lleno del Espíritu Santo que ya había entrado dentro mío. Pero eso será otra historia. Lo que sí, DIOS REALMENTE TIENE TODO EL PODER. ¡ESE DÍA TE LUCISTE PAPÁ!
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