■ Siempre estamos en la disyuntiva entre los dos mundos. Y es parte de la vida misma. Vivimos y experimentamos cosas de ambos.
■ Soy consciente de que el mundo de lo profético es ilimitado, y que también la fuente de un fluir profético sano es el corazón. Mientras más sano y limpio esté un corazón, más puro será el fluir del río profético. Y vaya que un fluir puro bendice tanto pero tanto.
Lo más importante no es el fluir, lo más importante es el estado del corazón.
■ Hay momentos donde el mismo espíritu de Cristo indica y señala "persona" y "tiempo", en lo personal lo conocía, pero de lejos. Ya que era tan sólo un conocimiento alojado en mi mente. Hasta que en octubre del año pasado maso menos, por primera vez, viví y experimenté, que el Espíritu marcara persona y marcara tiempo. Cuando llegó el tiempo señalado, la palabra se cumplió.
Fue algo nuevo que viví, y créanme que fui reanimado con la noticia del cumplimiento.
■ El maravilloso mundo de lo profético. ¡Qué lindo es!
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